La empresa como centro de crecimiento del talento humano. Las tres condiciones que los líderes no entienden.


No quepa la menor duda que las empresas existen para generar productos y servicios. Pero una organización no son las 4 paredes y los equipamientos, aunque cada día están más mecanizadas. La calidad de las empresas depende de las personas que lo componen, y estas deben adquirir continuamente competencias para adaptarse a las exigencias de las circunstancias.

En este sentido, creo que deberíamos tratar a las organizaciones como entidades productivas  pero también como centros de formación continua. Y ahí quisiera hacer una reflexión: los directivos deberían proporcionar los medios y recursos para que esto ocurra.

Hay 3 condiciones esenciales para que las personas puedan desarrollarse, y que los directivos no consideran en sus compañías:

1. Todos las personas somos diferentes, tanto en conocimientos, actitudes, valores, intereses, etc. Pero la mayoría de empresas y de jefes los tratan como si fueran idénticos; piezas reemplazables. 

El trato diferencial, el conocer qué es lo que le motiva a cada uno, qué valores movilizan a los miembros de tu equipo, permitirá ofrecerles actividades y tareas más ajustadas a sus intereses. Al final, los trabajadores acaban haciendo lo mismo, se aburren y es normal que desesperen. Los índices de rotación son altísimos, y no dejo de ver currículums de personas que cada año cambian de empresa.

2. Las personas son curiosas y quieren aprender, sobre todo al inicio de una nueva actividad. Y quieren adquirir competencias del modo más creativo. Es la manera de que se sientan más eficaces y eficientes ante cada nueva actividad. Están en continuo crecimiento.

Pero lo que ocurre es que lo que se evalúa son sólo los resultados a corto plazo, en vez del potencial de aprendizaje. Se deberían valorar los sistemas de apoyo que se brindan para que los trabajadores puedan mejorar su trabajo, su desarrollo y su creatividad. 

3. Los seres humanos aprenden socialmente. Y por ello, el directivo debe ser el primer responsable de formación de su equipo, y posibilitar espacios de intercambio y de aprendizaje en grupo. Es también importante la designación de mentores o mandos intermedios que no se dediquen sólo a mandar, sino que realicen evaluaciones continuas de desempeño. 

Hay empresas que tienen en cuenta estos tres aspectos, pero son la excepción. Deberían ser lo habitual. El rol de liderazgo de un directivo no debería ser sólo la orden y el control. Una de las misiones más importantes de un directivo líder es crear un clima de aprendizaje, dotar de los recursos para que se pueda crecer. 

Yo vivo en La Muela, y en otoño o en primavera, cuando hace tiempo que no llueve y hace mucho frío, se convierte en un lugar árido y seco; con poca vegetación. Pero cuando llueve, y caen los rayos del sol, especialmente en primavera, se convierte en un entorno verde y con muchas flores. Un líder tiene que garantizar las condiciones para que las personas también florezcan y crezcan dentro del contexto de la empresa. 

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