¡Estoy hasta las narices! Síntomas de estar quemado, en tiempos de pandemia


Muchas personas llevan soportando una situación económica y laboral muy difícil. Me refiero tanto a trabajadores como a propietarios de empresas. Éstos últimos están nerviosos por lo que deparará el futuro si esta crisis continua, y los empleados tienen miedo de perder su puesto de trabajo. Ello conlleva que exista mucha presión por las demandas y exigencias tanto de los jefes como de los clientes, que reclaman más si cabe sus derechos. Al final, el que más sufre es la persona que da la cara, ya sea un médico, un maestro o un dependiente de un comercio de hostelería. 

Cuando nos exponemos a demandas, si son puntuales, pueden ocasionar momentos de irritación, enfado, miedo u otras emociones, que se diluyen en el momento en el que pasa la situación. Pero cuando esta dura un tiempo mayor, como está ocurriendo con la crisis, tiene consecuencias más graves para la salud, la productividad y, finalmente, la rentabilidad de la empresa. Una de ellas es el síndrome de burnout, o comúnmente llamado “estar quemado” ¿Cómo puedo saber si estoy quemado? Hay tres rasgos que lo definen. Si los reconoces en tu organización, se deberían tomar medidas urgentes.

 1)      Agotamiento emocional

Se refiere a sentirse exhausto tanto física como psíquicamente, con la sensación de que ya no puedes dar más de ti mismo, con impotencia y desesperanza. Es un vacío que te impide avanzar. Es cuando nos cuesta "tirar pa´ lante". 

Por si sólo, no define el burnout. ¿Qué más se requiere?

2) Baja realización personal

Tantas demandas nos obligan a sacar lo mejor de nosotros mismos, y eso provoca que podamos dudar.  Cuando percibimos que se nos apodera la situación, nos sentimos mal con nosotros mismos y evaluamos mal el propio trabajo. Nos sentimos con un bajo sentimiento de autoeficacia, pues no salen las cosas como esperamos. Ello nos lleva a evitar el afrontar las dificultades o las tareas, provocando una baja productividad. Al final, nos sentimos incapaces técnica y afectivamente para soportar la presión.

3)      La despersonalización

El tercer síntoma preocupante hace referencia a tener actitudes y respuestas negativas hacia los demás. Tendemos a evitarlos. Somos insensibles hacia los “beneficiarios” del servicio. Nos irritamos ante cualquier demanda de un superior, un compañero, un cliente. Nos sentimos desmotivados.

Estos tres rasgos, que definen el burnout, están estrechamente relacionados con el absentismo, las bajas laborales, las enfermedades crónicas, y en definitiva con una empresa enferma. Al final, la actitud emocional de los trabajadores se vuelve fría, distante y despectiva hacia la empresa. Sin duda, es un síndrome grave que se debe abordar.

¿Cómo superar esta situación? La respuesta en otro post. Mientras tanto, será muy importante saber detectarlo en uno mismo o en los demás.

¿Te has sentido alguna vez quemado? 


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